domingo, 19 de febrero de 2017

Mi cárcel

Y se rompió esa cadena que ataba el reloj a las horas, no supe que hacer si romper en llanto o ir corriendo a por el manto. La ubicación en mi móvil indicaba un bosque oscuro y húmedo y no pude programa la hora de vuelta a casa. Mi opciones eran escasas, o me tiraba al pantano o seguía utilizando etiquetas para clasificar a la gente en géneros, orientaciones y demás. Cuando la vi aparecer, mis ojos solo pudieron desprender alegría, había traído rosas azules, mis preferidas así que fui corriendo a por ellas. Me pinché y sangraba, no podía detener la hemorragia, acabé falleciendo allí, sin darme cuenta que lo que me había pinchado eran los muros de la cárcel de mi imaginación y cerré los ojos escuchando esa canción de extremoduro que tanto añoraba.

No hay comentarios:

Publicar un comentario